Una arritmia es cualquier trastorno del ritmo cardiaco fuera del ritmo común y habitual, que es el ritmo sinusal. La fibrilación auricular (FA) es la arritmia
(alteración del ritmo cardiaco) más frecuente. Se produce cuando se altera la secuencia de activación del corazón y una parte del mismo (las aurículas) mandan al
resto del corazón múltiples estímulos de forma irregular. Como consecuencia de estos estímulos, el corazón se acelera y pierde la regularidad de sus latidos. Existen varios tipos de fibrilación auricular: paroxística (aparece y desaparece con duración variable), persistente (es más duradera) y permanente (la arritmia es constante sin que en ningún momento reaparezca el ritmo cardiaco normal). Para su diagnóstico es necesario un electrocardiograma.

SÍNTOMAS

Los síntomas de la fibrilación auricular y otras arritmias pueden incluir palpitaciones (sensación del latido cardiaco en el pecho más o menos rápido), mareo, falta de aire, dolor en el pecho, fatiga y, en los casos más graves, pérdida de conocimiento. Algunos pacientes pueden no tener síntomas en absoluto. Es importante aprender a reconocer los signos y síntomas de las complicaciones de la fibrilación auricular y otras arritmias, como por ejemplo el accidente cerebrovascular o ICTUs.

FACTORES QUE FAVORECEN SU APARICIÓN

La FA es más frecuente en personas de edad avanzada, hipertensos y pacientes con otros problemas cardiológicos como pueden ser las enfermedades de las válvulas, especialmente la estenosis mitral. En personas jóvenes esta arritmia puede ocurrir sin factores predisponentes claros y sin patología cardiaca. También se asocia a enfermedades tiroideas o al consumo excesivo de alcohol.

EFECTOS SOBRE EL CORAZÓN

Por lo general, la principal consecuencia sobre el corazón es la aceleración del ritmo cardiaco, apareciendo en reposo frecuencias cardiacas superiores a 100 Ipm. Además, se pierde la sincronía de la contracción apareciendo un pulso irregular. Aunque en general se trata de una arritmia «benigna», si la frecuencia cardiaca se acelera demasiado o la arritmia aparece en un paciente con cardiopatía previa (insuficiencia cardiaca, cardiopatía isquémica, hipertensión no controlada, etc.), pueden producirse consecuencias peligrosas.

Otro problema que plantea esta arritmia es la predisposición a que se formen trombos dentro del corazón, incrementándose el riesgo de embolias, especialmente el riesgo de padecer un accidente cerebrovascular.

TRATAMIENTO

El tratamiento para la fibrilación auricular y otras arritmias puede incluir medicamentos para controlar el ritmo cardíaco y para reducir el riesgo de coágulos sanguíneos (por ejemplo, anticoagulantes).
También es importante tratar las causas subyacentes de la enfermedad y los factores desencadenantes, como el estrés, el consumo de alcohol y el sobrepeso. Además, tenga en cuenta los efectos secundarios que puedan provocar algunos medicamentos, como mareo, fatiga y problemas gastrointestinales. Asegúrese de informar a su médico si experimenta algún efecto secundario.

¿QUÉ PUEDE HACER PARA MEJORAR SU SITUACIÓN?

Además de seguir el tratamiento prescrito por su médico, tomar los medicamentos prescritos a la hora señalada y nunca abandonarlos sin antes consultar, es importante llevar un estilo de vida saludable, como evitar el consumo de alcohol y tabaco, mantener una dieta saludable y hacer ejercicio regularmente. Busque apoyo emocional. Vivir con una enfermedad crónica como la fibrilación auricular puede ser difícil emocionalmente. Busque apoyo emocional de amigos, familiares y profesionales de la salud.

Es importante controlar los factores de riesgo que pueden empeorar la salud del corazón, como la hipertensión arterial, el colesterol alto, la diabetes y la obesidad. Cada uno de ellos debe de ser controlado adecuadamente para prevenir complicaciones.

Mantener una dieta sana y equilibrada puede ayudar a controlar los niveles de colesterol y reducir el riesgo de enfermedades del corazón. Se recomienda seguir una dieta rica en frutas, verduras y grasas saludables. Para ello, se puede: Elegir alimentos integrales ricos en fibra, como frutas, cereales integrales, frutos secos, semillas y verduras. Reducir el consumo de sal. Evitar comer demasiada carne o lácteos desnatados, que contienen mayor cantidad de grasas animales saturadas. Evitar los alimentos fritos, cubiertos de mantequilla o azúcar. Cuidar la ingesta de minerales esenciales, como el magnesio y el potasio. Limitar el consumo de cafeína y alcohol.

El ejercicio físico regular puede ayudar a mantener un corazón saludable y reducir el riesgo de enfermedades del corazón. Se recomienda hacer ejercicio moderado de forma regular, como caminar, andar en bicicleta o nadar.

Más información: fundación española del corazón