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Una contractura muscular no es más que una contracción exagerada e involuntaria de las fibras que forman el músculo, de manera continuada por múltiples causas, estas pueden ocurrir en cualquier músculo y por lo general la persona refiere una tensión en la zona.

En ocasiones la contractura muscular se puede palpar a través de la piel como si fuera un bulto o zona endurecida que produce dolor local y altera el funcionamiento normal del músculo. A veces el dolor se puede irradiar hacia otra zona, producir dolores de cabeza, mareos, hormigueos o sensación de adormecimiento en extremidades.

¿Por qué aparecen las contracturas musculares?
La contractura muscular puede aparecer por varias causas, como son:

– Al exigirle un esfuerzo superior al que es capaz de soportar.
– A consecuencia del sedentarismo, los músculos no están en las mejores condiciones por lo que son más susceptibles de sufrir contracturas musculares ante un pequeño esfuerzo.
– También por posturas repetitivas, forzadas y mantenidas por largo tiempo; por ejemplo, sujetar el teléfono con la oreja y el hombro, estudiar con la cabeza muy agachada, estar mirando el móvil todo el día puede desencadenar una contractura muscular.
– Por estiramiento brusco de un grupo muscular: el músculo como defensa para evitar una rotura de sus fibras se contrae.
– El frío puede provocar una contracción defensiva que, mantenida en el tiempo, puede producir una contractura.
– Mala alimentación e hidratación, que a la larga puede producir un acúmulo de toxinas y un mal funcionamiento de ciertos órganos como hígado y riñón.
– Ciertas emociones como el estrés o la ansiedad liberan una serie de elementos químicos que llevan al músculo a un estado de contracción mantenida.

Cómo se forman las contracturas y cómo evitarlas

¿Cómo se forman las contracturas musculares?
Cuando realizamos un esfuerzo físico, una serie de desechos metabólicos se van acumulando dentro de la fibra muscular, lo que hace que la sangre no llegue de manera adecuada. Al no haber una irrigación suficiente, los desechos tóxicos de las fibras musculares no son capaces de eliminarse y por lo tanto cada vez es mayor el cúmulo de toxinas. Esta acumulación irrita las terminaciones nerviosas provocándonos dolor localizado e irradiado y como consecuencia aumentará el tono muscular. Este tono aumentado de modo constante es lo que llamamos contractura. El tono muscular aumentado, hará que nuestro músculo esté más duro, más tenso y por lo tanto la capacidad de movimiento de este músculo será menor.

¿Cómo evito las contracturas musculares?
Una vez comprendidas las causas por las que están formadas las contracturas musculares será mas fácil evitarlas. Para evitar la aparición de contracturas musculares lo mejor es la prevención:

– Realizar un calentamiento o entrada en calor adecuado para preparar al músculo antes de un esfuerzo, actividad física, entrenamiento o práctica deportiva.
– Ir aumentando progresivamente la intensidad y cargas en diversos ejercicios.
– Evitar movimientos repetidos y estados de fatiga muscular.
– Estiramientos antes, durante y después de las actividades laborales o deportivas para mejorar la flexibilidad muscular y facilitar la recuperación del músculo tras la actividad.
– Evitar posturas incorrectas mantenidas en el tiempo. Acostumbra a cambiar de posturas y hacer estiramientos ligeros a lo largo de la jornada laboral.

Cómo se forman las contracturas y cómo evitarlas

Ya tengo la contractura muscular, ¿qué hago?
Cuando ya tenemos la contractura muscular no nos queda más remedio que tratarla.

No es conveniente tratar una contractura muscular por nuestra cuenta con masajes inapropiados o fármacos aconsejados por algún conocido, lo mejor es ir al médico o fisioterapeuta para que realmente pueda evaluar si realmente el dolor es de tipo muscular ocasionado por una contractura muscular o no.

Lo primero que debes hacer es dejar descansar el área en el que tienes la contractura muscular, evitando cualquier forma de actividad física intensa de dos a tres días. Si la contractura no es severa, puedes empezar a aplicar calor y masajear el área para mantener el flujo de sangre hacia la zona. Además, recuerda comer sano para ayudar a tu organismos a sanarse más rápido.

Acude a un profesional, especialmente si:

– La contractura impide el movimiento y las actividades de la vida diaria.
– Además del dolor sientes pinchazos o sensación de descarga eléctrica, hormigueos o adormecimiento de una extremidad (puede existir compromiso nervioso).
– No puedes dormir o descansar debido a la contractura.
– No cede el dolor en más de una semana.

 

Fuente: www.fisioterapia-online.com